El sistema de indicadores sostenibles tiene como objetivo la renovación y cambio de las ciudades a espacios sostenibles y acordes a sus necesidades sociales, ambientales y económicas.
A lo largo de la historia, las civilizaciones han aprendido cómo funcionar e interconectarse entre ellas. Como sociedad, es natural el crecimiento y el progreso económico, así como el uso de recursos disponibles para este crecimiento, gracias a lo cual nuestra calidad de vida es mayor.
Todo avance requiere de herramientas para adaptarnos a los cambios que éste supone, y estar a la altura de lo que el medio ambiente y los ciudadanos demandan. Para ello, existen varios indicadores de carácter cualitativo y cuantitativo, que buscan mejorar la ciudad mediante acciones y medidas concretas.
Origen de los indicadores de sostenibilidad
Los indicadores de sostenibilidad aparecen como una respuesta equilibrada a la mejora de vida de nuestra situación actual, y, a su vez, comprenden el propósito de un futuro mejor, o al menos una paulatina mejora y una guía de cómo hacer las cosas para que las futuras ciudades sean de calidad.
La base de estos indicadores fueron definidos por el Grupo de Expertos de Medio Ambiente Urbano de la Campaña Europea de Ciudades Sostenibles, dentro de los Indicadores Comunes Obligatorios, cuya aplicación se realiza en diferentes ciudades europeas.
Indicadores sostenibles en España
En base a estos indicadores, España define unos que se desarrollan en siete ámbitos principales: Ocupación del suelo, Espacio público y habitabilidad, Movilidad y Servicios, Complejidad urbana, Espacios verdes y Biodiversidad, Metabolismo urbano y Cohesión social.
Estos ámbitos, para poder ser aplicables a nivel urbanístico, se agrupan en cuatro ejes, que son los que definirán el modelo de ciudad: Compacidad, Complejidad, Eficiencia, Cohesión Social. A su vez, estos indicadores se materializan en las distintas fases de ejecución de un proyecto: su planeamiento, su construcción y uso final.
Los 7 ámbitos principales en los que se desarrollan los indicadores de sostenibilidad:
Dada la complejidad de este modelo de parámetros, se procede a profundizar algo más en los siete ámbitos que en ellos se integran.
- La ocupación del suelo hace referencia a cuánto ocupa, y para qué se usa el suelo que estamos analizando. La ciudad sostenible busca un modelo de ocupación compacta con un consumo de suelo eficiente, conectado por una matriz verde y emplear tipologías constructivas como la vivienda colectiva. Además, este suelo debe integrar un sistema de gestión de residuos y uso eficiente de los recursos naturales mediante rangos de volumetría constructiva adecuados.
- Espacio público y habitabilidad. Debe existir un equilibrio entre espacios construidos y libres, esto es, una compacidad que evite la saturación urbana y una proporción adecuada entre anchura de calle y altura de edificios. Espacios con calidad de aire, confort acústico y térmico, que garanticen la accesibilidad reduciendo barreras físicas.
- Movilidad y Servicios: este ámbito habla sobre la funcionalidad y organización de las redes urbanas, y propone como modelo de ordenación la tipología de supermanzana. Busca un porcentaje alto de viaje en alternativas al vehículo privado, y una regulación de la distribución de los aparcamientos y otros espacios relacionados con la movilidad.
- La complejidad urbana trata sobre la necesidad de una gran organización de la información en la ciudad. Esto aumenta la eficiencia de los sistemas urbanos y reduce el consumo de recursos asociado a ello. Para ello, se plantea generar actividades de proximidad, con mezclas de usos y funciones urbanas, lo que provoca una ciudad densa en conocimiento, una ciudad compleja y rica en diversidad.
- Para gestionar los espacios verdes y la biodiversidad se requiere la ordenación de la traza urbana haciéndola más permeable a los elementos naturales, y ayudando a la atracción de avifauna.
- Metabolismo Urbano: La autosuficiencia funcional de una ciudad se aumenta mejorando su gestión de la energía, reduciendo la necesidad de su uso, y mediante el empleo de energías renovables. Se busca la eficiencia en su ciclo del agua y en la reducción de recursos naturales. Para ello, el cierre del ciclo de materiales y el fomento de un consumo local.
- Para la cohesión social se promueve una ciudad diversa, compacta, dotada de un equipamiento público de proximidad. Se busca la creación de vivienda de protección oficial, y la unión de culturas, edades, rentas y profesiones.
El modelo de ciudad urbana sostenible se puede resumir en la búsqueda de una tendencia a un menor uso de energía, y un mayor grado de información organizada en la ciudad. Esto supone revertir el consumo de recursos necesario para mantener esta información organizada.
Naciones Unidas lo resume en su Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 11: “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.