Evolución histórica: Exploración de técnicas restaurativas.
La restauración de espacios naturales que sufren un proceso de degradación por el laboreo de minas ha sido una de las principales preocupaciones del legislador desde la promulgación de la normativa minera hace ya más de 50 años.
La propia Ley 22/1973, de 21 de julio, de Minas, incorpora esta filosofía ecologista al ordenamiento, al establecer unas condiciones de protección al medioambiente de carácter imperativo, que han de ser debidamente estudiadas y aprobadas por los órganos competentes antes de autorizar el aprovechamiento del recurso mineral.
No obstante, este compromiso absoluto con la sostenibilidad y con la responsabilidad ambiental aterriza en nuestro ordenamiento con el Real Decreto 2994/1982, sobre restauración de espacio natural afectado por actividades mineras, que impone a los titulares de las explotaciones mineras la obligación de presentar un Plan de Restauración ante la Dirección Provincial del Ministerio de Industria y Energía, o ante el órgano competente en minas en el ámbito regional, con la intención de minimizar los perjuicios geomorfológicos y estéticos que provocaban en los terrenos circundantes a la actividad.
Desde entonces, se han explorado distintas técnicas restaurativas que ofrecen soluciones efectivas para mitigar el impacto ambiental de la actividad extractiva, y se han desarrollado sucesivas disposiciones para dotar de un marco jurídico a las medidas rehabilitadoras previstas en los planes de restauración de las explotaciones mineras repartidas por todo el territorio nacional.
Una de ellas, que resulta especialmente llamativa a los apasionados por la sostenibilidad, es la posibilidad de inundar el hueco minero con láminas de agua, creando lagos y humedales idóneos para favorecer la recuperación de biodiversidad, y para desarrollar actividades náuticas y recreativas.
Relleno mediante inundación de huecos mineros y creación de ecosistemas
Esta alternativa para la restauración de espacios afectados por la industria minera se encuentra en el apartado b) del artículo 13.1 del Real Decreto 975/2009, sobre la gestión de los residuos de las industrias extractivas y de protección y rehabilitación del espacio afectado por actividades mineras, que permite el remodelado del terreno mediante la inundación del hueco, rellenándolo con láminas de agua, creando espacios apropiados para que resurjan las condiciones naturales previas a la explotación, y permitiendo la recreación de hábitats destinados a la recuperación de especies propias del lugar.
La Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre la gestión de residuos de industrias extractivas, es el cuerpo normativo que se transpone en el Real Decreto 975/2009, aunque en nuestra legislación la previsión de acondicionar la superficie del terreno afectada por el aprovechamiento o explotación minera se remonta a los años 80.
Este particular método de restauración requiere un minucioso estudio hidrogeológico y de las posibles afecciones a las distintas masas de agua cercanas, al ser el principal elemento implicado, debiéndose someter el proyecto a las evaluaciones de impacto ambiental y a los controles administrativos preceptivos para que su puesta en marcha opere en plena legalidad.
Tanto es así, que el precepto citado alude explícitamente a la adopción de las “medidas necesarias para evitar o minimizar el deterioro del estado de las aguas y la contaminación del suelo”, debiéndose proporcionar toda la información necesaria para garantizar el cumplimiento de la legislación en materia de aguas.
Las consideraciones legales que rodean a este tipo de proyectos suelen ser abordadas con mayor laxitud que otras propuestas de rehabilitación de espacios mineros, al suponer una opción presumiblemente más beneficiosa para el entorno, y comportar la recuperación de las condiciones naturales preexistentes, haciendo hincapié en el restablecimiento de las especies y hábitats autóctonas, un objetivo valorado muy positivamente por el legislador.
En el presente artículo, expondremos tres explotaciones mineras en el ámbito nacional que se han restaurado mediante la técnica de creación de lagos y humedales, y que sirven de ejemplo a la comunidad internacional de lo que significa una buena labor restaurativa y de recuperación de espacios naturales degradados por la actividad minera.
Lago artificial de As Pontes
Inaugurado en mayo del año 2012, la restauración de la antigua mina de carbón de As Pontes de García Rodríguez, ubicada en la provincia de A Coruña, supuso que pasase de ser una de las mayores explotaciones mineras a cielo abierto de España al lago artificial más grande de Europa.
Pese a que desde distintos grupos ecologistas se calificaba como una solución barata y aparente, el tiempo ha terminado de quitar la razón a los escépticos de este método de restauración, logrando que se instalen en el entorno más de 200 especies distintas de animales, y más de 600 mil árboles plantados, creando un ecosistema inconcebible pocos años antes, además de una playa artificial donde se pueden practicar multitud de actividades náuticas y recreativas, creando nuevos puestos de trabajo para el municipio.
La minería de transferencia que se practicaba en la explotación facilitó la simultaneidad de las labores de restauración (dando forma ondulada a las escombreras existentes para integrarlas en el relieve del entorno, siendo posteriormente cubiertas con tierra vegetal y abono), con la última etapa de extracción minera, resultando mutuamente beneficioso para la actividad económica desarrollada y para la salvaguardia del medio ambiente.
La existencia de un hueco de hasta 200 metros de profundidad, y más de 6 kilómetros de largo por 2 kilómetros y medio de ancho permitió el relleno controlado con aportaciones de otros ríos, arroyos y de la propia lluvia, una vez descartado el relleno pasivo o natural.
El acierto de este proyecto, inspirado en los métodos de restauración utilizados exitosamente en Alemania, no tiene precedentes en la experiencia restauradora minera española, lo que les hizo merecedores de numerosos galardones desde su apertura. Entre ellos, destacamos la Bandera Azul de la Fundación Europea de Educación Ambiental, concedida a la playa artificial del lago, por presentar una calidad de aguas mejor de la esperada inicialmente.
Gravera El Puente
La restauración de la gravera El Puente, situada entre Seseña (Toledo) y Aranjuez, fue diseñada para la recreación de hábitats en los que se pudieran instalar distintas especies de avifauna acuática que se estaban perdiendo durante la vida de la explotación.
Para ello, se plantea recuperar el entorno natural de lagunas y humedales propios de las riberas de ríos, como es en este caso el río Jarama. El método de inundación del hueco empleado para este proyecto consistió en dejar que las aguas recuperasen su nivel freático de forma natural, que había sido deprimido intencionalmente mediante el uso maquinaria de bombeo para poder realizar la actividad extractiva.
La primera tarea del plan de restauración fue estabilizar los bordes de las cavidades por la práctica de minería de transferencia con áridos no comerciales, generando una morfología irregular con pequeñas “islas”, y posibilitando la nidificación de aves reproductoras. Al mismo tiempo, se llevó a cabo una rigurosa labor de manejo de residuos peligrosos, que podían comprometer las condiciones ecológicas pretendidas.
Otro aspecto destacable de esta exitosa restauración fue la actividad de reforestación de plantas y arbustos, tanto en las cavidades existentes como en el perímetro del hueco, que fue determinante para lograr recrear el hábitat satisfactoriamente y favorecer la recuperación de aves.
Este proyecto, que se encuentra sometido a continuas actualizaciones y fórmulas de optimización, ha recibido numerosos reconocimientos, como el Premio Nacional de Restauración o el Premio Europeo de Reforestación a principios de siglo, y el Premio Nacional de Desarrollo Sostenible en Biodiversidad o el Premio a la mejor gravera restaurada de Castilla La Mancha, y los beneficios que comporta esta rehabilitación se extienden hasta la actualidad.
Cantera de La Chanta
La antigua cantera de caliza denominada La Chanta, ubicada en el municipio madrileño de Corpa, ha sido restaurada recientemente por un grupo multidisciplinar de expertos con el objetivo de revalorizar la naturaleza y recuperar la rica biodiversidad original del paraje.
La modificación del Plan de Restauración incluyó el empleo de diferentes tratamientos morfológicos para adaptar el medio a las condiciones naturales pretendidas. Entre ellos, destacamos la técnica “GeoFluv-Natural Regrade” para dirigir escorrentías y garantizar la máxima estabilidad del terreno en el largo plazo.
En cuanto a la recuperación de especies, se crearon distintas charcas artificiales y humedales que favorecieron la llegada de anfibios, aves y pequeños mamíferos, para los que se construyeron refugios y nidos artificiales, que permiten la perpetuidad de especies amenazadas por otros animales colonizadores.
La intensa labor de revegetación realizada consistió en la siembra de multitud de especies herbáceas, arbustivas y arbóreas del centro peninsular, así como semillas nativas para favorecer la presencia de polinizadores. La actividad restaurativa continua en ejecución y se realizan constantes revisiones para promover la biodiversidad.
Esta restauración ha significado que se incluya el humedal principal de La Chanta en el Catálogo de Humedales de la Comunidad de Madrid, tras la nueva revisión del catálogo por el Consejo de Gobierno en mayo del pasado 2023.
Conclusión: solución económica y medioambientalmente atractiva
La restauración de espacios afectados por la minería mediante la técnica de inundación del hueco de la explotación es una de las opciones más prometedoras disponibles en nuestro ordenamiento en términos de sostenibilidad y responsabilidad ambiental. A través de esta técnica, no solo se logra mitigar los impactos negativos de la actividad minera, sino que también se fomenta la biodiversidad y se favorece la creación y recuperación de ecosistemas dañados, dando una nueva vida a la superficie de terreno deteriorada.
Además, esta estrategia es una clara muestra de que cualquier actividad económica es compatible con el cuidado del medio ambiente, siempre que se observen los controles e informes preceptivos, siendo una combinación de conocimientos técnico-científicos con el riguroso cumplimiento normativo inherente a esta clase de proyectos, pretendiendo alcanzar soluciones innovadoras que garanticen la conservación y protección de parajes y especies del lugar.
En definitiva, la rehabilitación de huecos mineros mediante la inundación con agua representa un paso significativo hacia un futuro más sostenible, próspero y respetuoso con el medio ambiente, que puede ofrecer beneficios económicos a largo plazo, tales como la creación de nuevos destinos para el ecoturismo o la revalorización de terrenos degradados, contribuyendo así al desarrollo económico sostenible de las regiones afectadas.
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