Los proyectos que por sus características estén sometidos al procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental Ordinaria deben presentar un Estudio de Impacto Ambiental (EsIA), documento en torno al cual se articula el proceso y sobre el que el órgano ambiental realizará un análisis formal y técnico para formular la Declaración de Impacto Ambiental (DIA).
Esta resolución tendrá naturaleza de informe preceptivo y vinculante, y con ella finaliza la evaluación de impacto ambiental ordinaria, resolviendo favorable o desfavorablemente sobre la conveniencia de la ejecución del proyecto, a los solos efectos ambientales.
El contenido de este EsIA está definido en el artículo 35 y el Anexo VI de la Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de Evaluación Ambiental (LEA), y como parte integrante del mismo se encuentra el inventario ambiental.
En numerosas ocasiones este apartado no se realiza con el rigor necesario lo que genera una posterior identificación y valoración de impactos insuficiente y/o errónea, faltando con ello al fin último de la Evaluación Ambiental, que no es otro que la detección de las posibles afecciones que pudiera generar el proyecto sobre los distintos factores medioambientales y el posterior diseño de medidas que permitan prevenirlos, mitigarlos o compensarlos.
Por lo tanto, la descripción preoperacional del medio es un factor clave en el contenido de todo Estudio de Impacto Ambiental, ya que es una herramienta para poder identificar y valorar los posibles impactos que pueda provocar la actividad que se está evaluando, no quedando cubierto ese objetivo sin el adecuado conocimiento de las características del medio y su calidad ambiental antes de que se lleve a cabo el proyecto.
¿Cuál debe ser el contenido de un inventario ambiental?
El inventario ambiental debe reflejar las condiciones físicas, biológicas y socioeconómicas del área donde se pretende implantar el proyecto, y debe contener los siguientes aspectos indicados en el punto 3, del Anexo VI, de la LEA:
- Estudio del estado del lugar y de sus condiciones ambientales, antes de la realización de las obras, así como de los tipos existentes de ocupación del suelo y aprovechamientos de otros recursos naturales, teniendo en cuenta las actividades preexistentes.
- Descripción, censo, inventario, cuantificación y, en su caso, cartografía, de todos los factores definidos en el artículo 35, apartado 1, letra c), que puedan verse afectados por el proyecto: la población, la salud humana, la biodiversidad (por ejemplo, la fauna y la flora), la tierra (por ejemplo, ocupación del terreno), la geodiversidad, el suelo (por ejemplo, materia orgánica, erosión, compactación y sellado), el subsuelo, el agua (por ejemplo, modificaciones hidromorfológicas, cantidad y calidad), el medio marino, el aire, el clima (por ejemplo, emisiones de gases de efecto invernadero, impactos significativos para la adaptación), el cambio climático, los bienes materiales, el patrimonio cultural, así como los aspectos arquitectónicos y arqueológicos, el paisaje en los términos del Convenio Europeo del Paisaje, y la interacción entre todos los factores mencionados.
- Descripción de las interacciones ecológicas claves y su justificación.
- Delimitación y descripción cartografiada del territorio afectado por el proyecto, para cada uno de los aspectos ambientales definidos.
- Estudio comparativo de la situación ambiental actual, con la actuación derivada del proyecto objeto de la evaluación, para cada alternativa examinada.
Las etapas para realizar un adecuado inventario ambiental serían las siguientes:
- Delimitar el área de estudio.
- Recopilar información bibliográfica.
- Salidas al campo y verificación.
- Inventariar y cartografiar.
- Interrelacionar aspectos ambientales.
Por lo tanto, el inventario ambiental es la descripción de los diferentes elementos del medio ambiente y de las interrelaciones que se establecen entre ellos, antes de llevar a la práctica ningún tipo de actuación, debiéndose considerar el medio natural como un ecosistema y no como un conjunto de apartados estanco sin relación ni influencia entre sí.
¿Qué errores se suelen cometer cuando se realiza un inventario ambiental?
Esta ausencia de la descripción y conocimientos de los procesos e interrelaciones ecológicas claves entre los distintos factores ambientales es uno de los errores más frecuentes que presentan los inventarios ambientales, y que derivan en una minimización del valor de los impactos que la actividad puede ocasionar sobre ellos. Por ejemplo, el tipo de vegetación está estrechamente relacionada con las especies de fauna que estarán presentes en ese espacio, ya que puede constituir el alimento y el hábitat de estas especies, por lo tanto, al destruir la vegetación en una determinada área, no solo estamos afectando a este factor, sino que repercute también sobre la fauna presente en la zona, ya que dependen unos de otros. Al no definir perfectamente estas interrelaciones ecológicas, no se está realizando un diagnóstico ambiental adecuado.
Otro error frecuente se encuentra en la elección del ámbito de estudio, por no englobar todas las zonas afectadas por las actividades proyectadas. Esta delimitación dependerá del tipo de proyecto y de las características del área donde se desarrolle, y podrá ser diferente para cada una de las variables estudiadas sobre las que se puedan generar los impactos. El procedimiento adecuado es establecer un ámbito de estudio amplio para inventariar el medio, y a partir de la interpretación de los resultados obtenidos, realizar subdivisiones del área inicial.
El primer paso en la elaboración del inventario, una vez delimitada el área de estudio, consistirá en una recopilación de datos a través de fuentes bibliográficas. Existen numerosas fuentes y bases de datos, por lo que la elección de estas es crucial, ya que muchas veces la información que se obtiene puede ser parcial, anticuada o incompleta, por lo que conviene solicitar información a los Ministerios específicos en relación con la materia objeto de evaluación, así como a las Consejerías de Medio Ambiente de las Comunidades Autónomas.
Atendiendo al factor ambiental que se pretenda describir en el inventario, podremos acudir para recopilar la información a distintos organismos y fuentes oficiales.
Así, para lograr una caracterización climática y de la calidad del aire del área, se debería consultar los datos registrados en las estaciones de la Red Climatológica que se consideren representativas.
Para la descripción de las características hidrológicas de la zona se puede consultar a la Dirección General del Agua del Ministerio de Medio Ambiente y a las Confederaciones Hidrográficas.
Si lo que pretendemos describir son las características geológicas y geomorfológicas, nos pueden proporcionar información el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), el Sistema Español de Información de Suelos o el Sistema de Información Geográfica de parcelas agrícolas (SIGPAC), entre otros.
Para inventariar la vegetación y la fauna, no solo debemos conocer las especies presentes, sino también la cantidad, extensión, áreas de distribución, densidad, estado de conservación, y si cuentan con alguna figura de protección. Para ello, se deberán consultar las Directivas Europeas, los catálogos españoles y autonómicos, y la información proporcionada por distintas entidades como Biodiversidad o Banco de Datos de la Naturaleza, del Ministerio para la Transición Ecológica.
Para el análisis del paisaje, existen ya estudios diversos que pueden proporcionarnos información a nuestro caso concreto, como los Planes de Ordenación del Paisaje, Estudios de Integración Paisajística, y también se puede consultar, por ejemplo, el Atlas de los Paisajes de España o el Inventario Español de Paisajes de MITECO.
Tras esta recopilación de información, es crucial la realización de trabajos de campo que nos permitan verificar su validez y completarla en caso de ser necesario. Lamentablemente, se suele escatimar en recursos para la realización de estos trabajos, debido a su elevado coste, al amplio tiempo requerido para su ejecución y a la necesidad de personal especializado cualificado, lo que se traduce en trabajos de campo insuficientes o de baja calidad, e incluso en la ausencia de estos.
Estos trabajos deben ser parte integrante del EsIA de manera que se pueda comprobar su calidad y veracidad, no siendo suficiente con indicar su realización, sin aportar datos reales de los mismos. Deben estar descritos con precisión de la fecha de realización, duración, metodología, recursos humanos y materiales empleados, especificando la cualificación profesional del personal responsable del inventario.
Por último, cuando toda la información ha sido recopilada y verificada, esta debe inventariarse, siendo necesario, en la mayoría de los casos, cartografiarse, de manera comprensible y sistemática, para lo cual están tomando especial relevancia en los últimos años los Sistemas de Información Geográfica (SIG) como herramienta de aplicación. En numerosas ocasiones, estas cartografías se presentan de manera incompleta o parcial, no reflejando adecuadamente los datos necesarios de la interacción del proyecto sobre los distintos vectores medioambientales.
¿Qué consecuencias acarrea una errónea ejecución del Inventario Ambiental?
Cuando el inventario ambiental no reúne las condiciones de calidad adecuadas, bien por no contener toda la información requerida en la normativa o por no ser ésta veraz, como consecuencia no se podrán evaluar adecuadamente los impactos ambientales que el proyecto pueda generar en los distintos factores y elementos del medio, lo cual impedirá, por tanto, realizar una Evaluación de Impacto Ambiental eficaz.
El órgano ambiental, ante esta situación y tras el análisis completo del expediente, deberá requerir al promotor que subsane estas deficiencias aportando información adicional relativa a este punto del EsIA, para la formulación de la declaración de impacto ambiental, lo cual, en el mejor de los casos, conllevará que se alarguen los plazos hasta la obtención de la autorización del proyecto.
También puede ocurrir, ante estas deficiencias, que la Declaración de Impacto Ambiental formulada para el proyecto resulte desfavorable, lo cual se traducirá en la falta de viabilidad ambiental del proyecto, y por consiguiente la imposibilidad de su autorización, ya que el órgano sustantivo debe tener debidamente en cuenta en el procedimiento de autorización del proyecto, la evaluación de impacto ambiental efectuada.
Por lo tanto, la importancia de incluir en el EsIA un inventario ambiental bien realizado y de alta calidad es incuestionable, debiendo ser realizado por profesionales capacitados y con la diligencia oportuna para garantizar que el proyecto pueda ser aprobado, no debiendo escatimar en medios y recursos para su correcta ejecución y simplemente realizarse como un mero trámite para dar cumplimiento al contenido del EsIA definido en la legislación.