Donde la caza deportiva ha sido una oportunidad en la conservación de la biodiversidad, otras prácticas están siendo fuente de problemas.
El senderismo y la práctica del “mountain bike” sin control están empezando a producir efectos perniciosos en la naturaleza y otros problemas en el orden civil y administrativo
Los nuevos hábitos saludables de la sociedad civil urbanita, especialmente aquella que ha tenido la necesidad de alejarse de la cultura rural, desplazando su residencia a las ciudades en busca de necesidades laborales, siente la necesidad de olvidar sus preocupaciones con el ejercicio físico, cuando antes se atendía en trabajos físicos, ahora la práctica deportiva lo suple, ocupando también la necesidad de acercarse a la naturaleza que siempre fue parte diaria de su desarrollo vital.
Las prácticas deportivas en contacto con la naturaleza han sido aquellas que más seguidores han ocupado. La tercera federación con más inscritos en España ocupa la práctica cinegética.
La práctica cinegética federada solamente la supera el futbol y el baloncesto, con el efecto tractor que en estas primeras conllevan los medios de difusión.
En el último medio siglo, en los campos del territorio nacional, además de los trabajadores del sector primario, concurrian cazadores y pescadores. Sin embargo, en los últimos veinte años, especialmente estos diez últimos, la práctica deportiva en contacto con la naturaleza ha acogido nuevas prácticas, destacando las tres siguientes: senderistas, “mountain bike”, y el motociclismo de campo en sus tres vertientes, cross, trial y enduro.
Mientras la práctica cinegética ha ocupado gran preocupación por los efectos del plomo en municiones y aparejos, el tránsito de cazadores y pescadores, lejos de resultar una amenaza para la biodiversidad, ha significado una oportunidad para el desarrollo de la biodiversidad y la conservación de la naturaleza. Sin embargo, el modo en que se está ejerciendo con carácter general otros deportes de contacto con la naturaleza están teniendo unos efectos devastadores.
La práctica cinegética ha significado una oportunidad para el desarrollo de la biodiversidad y la conservación de la naturaleza.
Distinguiendo los tres deportes citados, sobre el motociclismo de campo, cabe citar la prohibición de circulación de vehículos a motor fuera de las vías públicas conforme establece el artículo 67.k) de la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes. Es así que algunos campos no destinados a uso agrícola han sufrido la devastación a su paso por vehículos a motor, abriendo pistas a través del terreno, vectorizando la erosión y alteración de la biodiversidad.
En la continuación de la noticia se analizan las otras prácticas deportivas de contacto con la naturaleza.